Esta mañana al despertarme me siento frente al televisor como cada día para ver las primeras noticias de la jornada, allí me doy cuenta de que el traspaso cantado de Fernando Torres al Liverpool se ha consumado totalmente, es entonces cuando me hago la siguiente pregunta. ¿Por qué tendemos los españoles a idolatrar a todo paisano que triunfa fuera de nuestro país?
Hay que decir que no solo ocurre dentro del mundo del deporte, ocurre también la vida cotidiana de cada día.
La puerta de acceso del Vicente Calderón llena hasta la bandera para despedir a un ídolo, joder vaya ídolo, que deja el club de toda su vida por dinero, maldito dinero. Todos aquellos que hace unos meses le cantaban ¡Torres cabron fuera del Calderón!, o los que lo acusaban de prepotente, chulo y niñato, son los que estaban en esa puerta del estadio llorando por su marcha. Que hipócritas somos algunas veces.
Nos pasaba con Induráin cuando ganaba los tours de Francia y no quería correr la vuelta a España, le pasa a Pau Gasol cuando no juega bien con la “rojigualda”, a Fernando Alonso que este año ha dejado de ganar dice las malas lenguas “como se ha casado, ya no rinde”.
Son muchísimos los casos en los que nos acordamos de las familias cuando no se pasa de cuartos de final de un campeonato. Solo me queda desearle la mayor suerte del mundo a Torres y esperar que triunfe en el Liverpool como ya lo ha hecho en el Atlético de Madrid le pese a quien le pese.
miércoles, 4 de julio de 2007
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1 comentario:
torres ha triunfado en el atletico de madrid lo mismo que marco en la busqueda de su madre
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